Ayer, día de presentaciones de mis estudiantes, se me ocurrió una reflexión muy simple. Escuché la simpleza de argumentos (más bien, lugares comunes) que llevó algunos a decir que simplemente “Inteligencia Artificial” es un oximorón, es decir, una contradicción en sus términos. El argumento, más o menos, es que nosotros creamos las máquinas, y por tanto, las máquinas no pueden equipararse a nosotros, los humanos, nunca, per omnia saecula saeculorum, y se acabó la discusión.
Esta maravillosa Verdad axiomática bíblica impide obviamente cualquier racionalización en el diálogo, e implica el tener que volver atrás en la educación de estos jóvenes para enseñarles los conceptos de razonamiento, lógica, y método científico.
La reflexión fue observar que la inferencia (de nuevo, bíblica) que hacen estos estudiantes es:
- Dios existe y es todopoderoso;
- Dios nos creó a su imágen, pero…
- …no nos hizo todopoderosos como Él;
- Si Dios ha creado seres menos poderosos que él, inevitablemente nosotros no estamos capacitados para crear a nuestra vez “seres” poderosos al igual que nosotros.
La idea es que el ser humanos no puede ser dios, y por tanto no puede “crear” un ser inteligente. La historia y la vida misma les van a sorprender, amigos. Cuando sí tendremos la oportunidad de entender que no es necesario ningún dios para crear vida e inteligencia. Eso obviamente ocurrirá en el preciso instante en que una máquina les devorará… o les salvará la vida!